miércoles, 2 de septiembre de 2015

Las recetas amargas del FMI.

La "ayuda humanitaria" occidental no palió el hambre en África, sino que la agravó. Y no por error.

En el año 1944, del 1 al 22 de julio, se reunieron en Bretton Woods, en el estado de New Hampshire -Estados Unidos-,  cuarenta y cuatro naciones, encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña. Era un momento donde ya la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial era un hecho, derrota obra fundamental y principalmente debida al coraje de las gentes de los países soviéticos, y había que orientar el mundo según lo que marcaban los nuevos dueños del mundo capitalista. La Unión Soviética participó en la conferencia, pero no aprobó los acuerdos.
Se trataba de establecer un mercado mundial y para hacerlo viable se diseñaron varias organizaciones reguladoras. Una era el Fondo Monetario Internacional y otra el Banco Internacional para la Reconstrucción y Desarrollo, más tarde conocido como Banco Mundial. Ambas fueron formalizadas   como organizaciones en Bretton Woods. No obstante, el FMI comenzaría su singladura el 27 de diciembre de 1945. La Organización Internacional del Comercio, otra institución reguladora que con el tiempo fue nombrada como Organización Mundial del Comercio, se propuso en la Carta de la Habana de 1947.
Así, tenemos al FMI creado para atender a las necesidades económicas de América del Norte y de Europa. Estaba centrado fundamentalmente en el tipo de cambio, el precio de una moneda en relación a otras monedas, y las balanzas de pagos, transacciones económicas entre un país y los demás países.
A finales de los años 60 y comienzos de los 70 esta organización, el FMI, comienza a hablar de los programas de estabilización. Estos programas implicaban, por ejemplo:

  -  Abolición o liberación de los controles de cambio e importaciones.
  -  Devaluación de la moneda nacional.
  -  Programas internos antiinflacionarios:
      Control del crédito bancario y aumento de las tasas de interés.
   Reducción del déficit presupuestario mediante recortes en el gasto público, aumento de        impuestos y abolición de subvenciones.
      Controles al aumento de los salarios.
      Desmantelamiento de los controles de precios.
   - Mayor apertura y mejor trato a la inversión extranjera privada. 1

Como podemos ver en el programa, sus contenidos eran muy diferentes a lo que presumía hacer: supuestamente velaba por el bienestar del conjunto de la población, saneando y revitalizando las economías a las que se aplicaba. Pero resulta que si en un país eliminas las restricciones a las importaciones, puedes conseguir, como se consiguió, inundarlo de productos a bajos precios, al estar subvencionados en los países de origen; y así romper el mercado y la economía local, al no poder vender sus productos los agricultores autóctonos por la competencia masiva y desleal que les llega de fuera. De este modo quiebras la producción primaria: agrícola, ganadera o pesquera. Desestabilizando al país y generando futuras hambrunas.
La devaluación de la moneda nacional hace más caro el comprar productos en el exterior, como habitualmente son los productos elaborados necesarios en la agricultura, ganadería y en los demás sectores. Por ejemplo: fertilizantes, productos sanitarios o maquinaria.
El aumentar los problemas para obtener crédito y hacerlo a un mayor interés genera que haya menos actividad productiva.
Los recortes en el sector público, los aumentos de los impuestos y la abolición de subvenciones actúan dañinamente sobre sectores muy amplios de la sociedad, empeorando su calidad de vida y del mismo modo destruyendo la formación necesaria, tanto técnica como cultural, de la población. Sembrando las semillas de una sociedad embrutecida y sin esperanza. De similar modo actúa la reducción de salarios y la desregulación de precios, que generan de forma directa y rápida pobreza, marchitando y secando los brotes de desarrollo económico, social y humano.
La apertura y facilidades, muy frecuentemente regalos y privilegios, dados a las compañías extranjeras no servirán para llevar al progreso y al desarrollo del país, sino que su función será la de servir, digámoslo claro, a la explotación y sangría del lugar a donde vayan. Llevándose los recursos y no aportando al bienestar de las gentes de la nación donde extrae esos recurso. Esta es una larga historia del mundo occidental por el mundo entero, donde, como nos recordaba Eduardo Galeano, ha dejado muchas venas abiertas en muchos países.
Para entender cuál ha sido el papel real del FMI conviene que nos vayamos a sus resultados prácticos, a los efectos reales que ha provocado su receta allí donde ha podido actuar. Aquí tenemos un amplio número de países de los que podemos hablar y donde no encontraremos apenas excepciones a un denominador común: empobrecimiento extremo de los habitantes de la nación donde se imponen las recetas del FMI y enriquecimiento, desmesurado, de los grandes propietarios para los que en verdad trabaja esta organización.
Vayamos así, por ejemplo, a África. Tenemos el caso de Somalia, una economía basada en la agricultura y la ganadería entre ganaderos nómadas y agricultores sedentarios. El ganado suponía el 80 % de las ganancias en las exportaciones hasta 1983.
La intervención del FMI y el Banco Mundial a principios de los 80 produjo una crisis, al romper el equilibrio y la relación tradicional en esta economía agraria.
El programa de ajuste hizo depender a Somalia de los cereales importados, favoreciendo el trigo  o el arroz extranjeros, a precios bajos, en detrimento de los cultivos propios, como el maíz o el sorgo. Esto junto a la devaluación de la moneda propia y el aumento del costo de los combustibles y los fertilizantes provocó la quiebra de la agricultura somalí.
Durante ese periodo gente que no era del sector agrícola se hizo con las  tierras fértiles, de regadío, destinándolas a cultivos para la exportación: frutas, verduras, algodón…
En el sector ganadero se hizo muy costoso hacerse con medicinas debido a la devaluación de la moneda. Se promovió, además, una privatización del servicio veterinario y la imposición de cuotas para los servicios veterinarios y las vacunaciones.  Dichas acciones, sumadas a lo ocurrido también en la agricultura, condujo a la caída de la ganadería tradicional.
La falta de atención sanitaria del ganado produjo que las exportaciones a países habituales como Arabia no siguiesen, trayendo estos entonces carne de países de la UE o de Australia. El rechazo a la importación de Somalia no se eliminó incluso después de que se erradicase la peste bovina.
Así mismo, carne subsidiada y libre de aranceles entraba en África, rompiendo más todavía el mercado local.
La inversión en agricultura había caído un 85 % en relación a los años 70. El FMI advirtió al gobierno de no movilizar y no promover recursos propios, promoviendo la “ayuda alimentaria” que venía del exterior. El FMI buscaba la destrucción del tejido económico de África. 2
Las reformas económicas se caracterizaron también por la desintegración del sistema sanitario y del educativo. Para el año 1989 la inversión en salud había bajado un 78 % en relación al nivel de 1975. En educación la inversión por alumno de primaria era en 1989 de 4 dólares, en 1982 era de 82. De 1981 a 1989 la asistencia a la escuela bajó un 41 %, a pesar del aumento de la población joven. Los salarios de los profesores cayeron en picado. 2
En Etiopía la historia no fue muy diferente, en los años 90 el FMI haría lo que hizo en Somalia años antes, destruyendo su economía y conduciendo a sus habitantes a la hambruna. Hambrunas que parecían corregirse con la ayuda alimentaria humanitaria que llegaba de occidente, mucha de ella en forma de "semillas sucias", semillas modificadas genéticamente. Pero lo que teníamos en realidad era que las transnacionales podían liberarse de estos productos haciendo buenos negocios y que´, además, la llegada de tal "ayuda" sería la causante de las futuras olas de hambre en Áfica, al contribuir a que los agricultores locales no pudiesen vivir del esfuerzo de su trabajo, al no poder vender sus productos.
Los excedentes de maíz genéticamente modificado de los EE.UU. (prohibidos por la UE) estaban siendo vertidos en el cuerno de África bajo la forma de ayuda humanitaria. Los EE.UU. [las corporaciones de los transgénicos] habían encontrado un mecanismo conveniente para "blanquear sus stocks de grano sucio". 
Los programas de emergencia [supuestamente de envío de ayuda humanitaria para combatir las hambrunas] no eran la "solución", sino la "causa" de la hambruna. Creando deliberadamente una dependencia de las semillas modificadas genéticamente habían sentado las base para el inicio de futuras hambrunas. 2

Notas:
1.Richard Peet. La maldita trinidad. Laetoli. 2001. p. 97.
2. Michel Chossudovsky. The globalization of poverty. Global Research. 2003. pp. 95-100, 137-143.



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