domingo, 19 de junio de 2016

Tras la muerte de Jo Cox: una reflexión alejada de la presión social


El asesinato de la diputada del Parlamento británico Jo Cox el pasado día 16 de junio, debe suscitar en todos nosotros un generalizado rechazo y condena. Asesinada como fue de forma tan violenta por un fanático que la apuñaló y la disparó. Terrible.
Sin embargo, este tipo de sucesos que conmocionan con razón a la opinión pública, no deben usarse como instrumento para sacar rédito político, aunque sí debe hacerse un análisis a fondo de lo ocurrido  si queremos dar algún tipo de solución para que no vuelva a suceder.
En este sentido, no tardaron los medios de comunicación, ingleses y extranjeros, en aprovechar lo oportuno del momento y las particulares características del asesino, para arremeter con inmoralidad e injusticia contra quienes quieren la salida del Reino Unido de la Unión Europea.



 Los partidarios del denominado Brexit son mayoría y tienen muy sólidas razones para pensar, como piensan, que deben seguir un rumbo propio. Defienden en buena lógica la independencia de su país y no el sometimiento a una superestructura que aporta poco valor y que ha conducido a la ruina a varios países del sur de Europa. No son, por tanto, unos locos o unos fanáticos nacionalistas, pese a que sí haya alguno así, como los hay en todas las partes. Tampoco pecaremos una vez más de ingenuos al pensar que pueda darse tan fácilmente al azar este luctuoso suceso, con unas consecuencias tan importantes, en los días previos al referéndum que decidirá si esta nación permanece o no en la organización política y económica de la UE. La historia está llena de ejemplos de asesinatos políticos preparados, inducidos y llevados a cabo con el fin de variar el curso político de una forma drástica. El Brexit tiene poderosos enemigos, desde sectores amplios del poder económico y político británico, al del resto de Europa occidental, y al todavía mayor y decisivo estadounidense. Si hacemos memoria, podemos recordar como en la misma Europa pudieron llegar a convencer a un extremista de extrema derecha, Gundolf Köhler, para inmolarse y matar a un montón de personas en la Oktober Fest de Munich en 1980. Allí había un fin político, Gladio, aquí es bastante evidente que también lo hay. Tal vez los únicos que no hayan tenido una conciencia real de sus actos y las consecuencias que se derivaban de ellos sean los mismos autores, demasiado fanatizados para hacer uso de la razón. Al resto lo considero lo suficientemente inteligente para haberlo pensado, aunque luego por motivos sociales sea callado. Aquí tienen un ejemplo de cómo se opera para provocar esta violencia e intolerancia, explicado para el caso de los islamistas, pero válido también para los demás: Terrorismo islamista.
Expuesto este trasfondo de violencia histórica, pasada y presente, me gustaría hablar sobre la figura política de Jo Cox, porque creo que es importante, ya que representa un modelo muy habitual en la izquierda europea.
Dibujada en los medios de masas y también en abundantes alternativos, no muy bien informados o sometidos al pensamiento de los primeros, como una defensora de la libertad, el respeto, la justicia y los derechos humanos, podemos ver que muchos de sus hechos y opiniones en el ámbito internacional decían algo bien distinto.
Así, en línea con su partido, el laborista, pedía zonas protegidas en Siria, donde quedase excluido el Gobierno sirio y su ejército, pero no una coalición extranjera. Si nos fijamos y hacemos memoria, es lo que se propuso para Libia con tan terribles consecuencias, aunque aquí se diga que también se excluye al ISIS, sin mencionar, claro está, al resto de grupos u organizaciones, todos ellos mercenarios y terroristas que carecen de apoyo popular en el país. 1
En Libia la propuesta la hizo inicialmente un poderoso think-tank, Brookings, dirigido por las principales corporaciones industriales y financieras de occidente. Lo indicaba en su informe del 9 de marzo de 2011 titulado: Las opciones militares reales en Libia.  El de Naciones Unidas, la resolución 1973 de su Consejo del 17 de marzo, es una copia del anterior. Mostrando a quién sigue esta organización internacional y, como vemos, a quién siguen los laboristas.
La creación de zonas seguras o protegidas vuelve a nombrarse para el caso de Siria en otro informe de Brookings una vez quedó fallida la invasión prevista tipo a la de Libia. En este, denominado La destrucción de Siria, del 23 de junio de 2015, se dice lo que meses después repetiría Jo Cox, hablando de zonas seguras locales usando el poder aéreo de Estados Unidos (los británicos y sus aliados occidentales en la propuesta de Cox). 3 El think-tank es claro sobre cuál es el propósito de esas zonas: como santuarios para los mercenarios, bases para el terrorismo. Pese a que se disfracen, como se disfrazaban en Afganistán, de serlo para luchadores de la oposición o luchadores de no sé qué libertad.
Se propone un camino a un programa de entrenamiento intensificado y en equipo.  Una vez que ese programa hubiese generado una cantidad crítica de luchadores en los lugares de entrenamiento en el extranjero, se pasaría a la siguiente fase, junto con la voluntad de Estados Unidos en colaboración con los socios regionales, para ayudar a defender zonas seguras locales usando el poder aéreo de Estados Unidos, además de fuerzas especiales una vez que las circunstancias son propicias los luchadores de la oposición siria establecerían entonces zonas seguras en Siria, que ellos buscarían extender y mantener. Las zonas seguras serían también utilizadas para acelerar el reclutamiento y entrenamiento de más luchadores de la oposición que podrían vivir allí y ayudar a proteger sus comunidades mientras reciben un entrenamiento básico. 3
La política británica va tan lejos como para decir que tal decisión debería tomarse incluso existiendo la oposición rusa o china en el Consejo de Seguridad. Se puede apreciar el nulo respeto a la legalidad internacional de Jo Cox, no atendiendo a estos requisitos de Naciones Unidas, ni tampoco, y esto es incluso más grave, al del respeto a la soberanía de cada país. Ella cree que su nación, el Reíno Unido, y sus socios pueden hacer y deshacer a su antojo en otros estados. Quitando y tomando parte del territorio de Siria, no permtiendo que su ejército y su gobierno legítimo estén presentes. Esto sería inadmisible por cualquier entidad estatal del mundo. Además, tenemos el agravante de que la ilegal y falsa excusa de defender a los civiles sirios choca con que son esos países occidentales quienes han causado el problema de esas personas, al fomentar a organizaciones mercenarias islamistas que han asolado este lugar de Oriente Medio.
Lo que nos ofrece Cox es colonialismo en estado puro.
Acompaña sus ideas, tomadas como se ha visto de poderosos referentes, de justificaciones y argumentos carentes de cualquier relación con la realidad en el terreno en Siria. Se basa en falsos hechos de organizaciones denominadas en nuestras sociedades como "humanitarias", pero que realmente han operado y operan como entidades justificadoras de las políticas de injerencia política y explotación económica llevadas a cabo por las compañías comerciales del "primer mundo". Es lo que ocurre con Médicos sin Fronteras.

PS:
A leer sobre: 

Referencias:
1. Patrick Wintour. UK 'should enforce Syria no-fly zone even if Russia vetoes UN resolution'. The Guardian. 12.10.2015.
2. Kenneth M. Pollack. The real military options in libya. Brookings. 9.03.2011.
3. Michael E. O´Hanlon. Deconstructing Syria: towards a regionalized strategy for a confederal country. Brookings. 23.06.2015.

2 comentarios:

  1. Una cabeza de turco para ganar votos y no abandonar la UE, bienvenido al conspiracionismo. :-p

    Efectivamente como se suele suceder, resulta que tampoco era tan santa, (si no no habría dedicado a la política profesional). Pero eso también araña unos cuantos votos y vende revistas lacrimógenas.

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    1. Bienvenidos a una realidad demasiado sucia, que evita ser contada.

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